TODA LA FAMILIA Y SUS MIL INTEGRANTES
¡Qué maravillosa! ¡Qué maravillosa¡ Qué maravillosa es la vida que nos expone a las calamidades más desgarradoras un día y al siguiente nos puede regalar un festín de alegría y gozo con la única intensión de evidenciar la importancia y la fuerza de uno de los Tres Tesoros (1) en nuestro existir: la Sangha.
La sangha se traduce como FAMILIA. Dentro del budismo se le considera “la familia espiritual” compuesta por todas aquellos seres vivientes que comparten el camino o que se apoyan unos a otros para alcanzar un estado elevado de conciencia. Esto quiere decir que se extiende más allá de los vínculos sanguíneos como a las amistades, a los compañeros, a los maestros e incluso animales y plantas. Desde la perspectiva de la escuela filosófica de yoga, la familia está representada por el primer chakra muladhara (2)ubicado en el perineo o la base de la columna vertebral. Es la raíz que arraiga el árbol de nuestra existencia. La profundidad de su cepa se extiende desde nuestros padres y abuelos hasta los ancestros y antepasados de la nación o la tierra donde se germinó nuestra genealogía, proporcionándonos identidad grupal, seguridad, confianza, auto estima, estabilidad e instinto de sobre vivencia y trascendencia.
La sangha obtiene la fuerza por su diversidad. Cada miembro, en su individualidad, sirve de espejo y eco de los otros. Rasgos y gestos que parecen repetirse, pero resultan una combinación de matices que se reinterpretan. Ningún miembro es igual al otro, mas todos son uno y el mismo. Meras proyecciones de una misma consciencia. Para entender esto no hay mejor ejemplo que el arquetipo de una madre quien concibe a su hijo o hija como parte de sí misma al igual que un brazo o una pierna, porque efectivamente así lo fue durante nueve meses. El cordón umbilical se corta, pero no la conexión emocional-energética. El niño o la niña se vuelven una extensión de su Ser, sintiendo sus placeres o dolores como propios. Lo más sorprendente es que estos enlaces se expanden a los nietos y se bifurcan hacia los hermanos y sobrinos. Una red química-eléctrica que va heredando características físicas, enfermedades, talentos, manías, valores o traumas a través del tiempo y el espacio.
A los mexicanos nos gusta reunir a la sangha alrededor de una mesa o en la cocina porque ese calor nos da contención, pero la comida parece ser gran parte de este ritual en muchas culturas porque no sólo invocan a los vivos, sino también a los que ya no están con nosotros. Jeong Kwan es una monja budista quien funge como tenzo (3) de un templo en Korea explica esto de una manera muy peculiar: Ella aprendió a cocinar por agradar a su madre. El secreto de sus platillos radica en la salsa de soya que se prepara en el templo, sin embargo, su receta guarda más que tres sencillos ingredientes: “Simplemente son porotos de soya, sal y agua en armonía a lo largo del tiempo. Es la base de todos los aderezos; los cimientos. Son salsas añejadas durante cinco, diez o hasta cien años. Se transmiten de una generación a otra. Son reliquias.
Cocinar es un tipo de meditación. La meditación es profundizar en ti mismo. Si profundizas en ti mismo, ves el pasado, el presente y el futuro. Ves que el tiempo da vueltas eternamente. Puedes ver el pasado desde el presente. Cuando profundizo en mi misma, veo a mi abuela, a mi madre, a los ancestros en el tiempo y a mí. Como resultado, al hacer salsa de soya, revivo la sabiduría de mis ancestros. Los revivo a ellos. No es importante quién o cuándo. Lo que es importante es que lo hago en el presente. Uso la salsa de soya y reconozco su importancia. Ya no soy sólo yo la que hace las cosas. Soy yo en el pasado, en el presente e incluso en el futuro. La salsa de soya es eterna. Es la vida misma”. (4) Jeong Kwan toma consciencia de la importancia de la sangha a través de la cocina y detalles tan sutiles como la salsa de soya. Sin embargo, cualquier actividad que realicemos estando presentes y atentos, reviven a nuestros antepasados. Maezumi Roshi (5) decía: “tu zazen (6) es el de todos los ancestros. Tu práctica es la transmisión. Es el camino de la práctica ininterrumpida”… que se mantiene vivo a través del quehacer de Maestros como Nyogen Roshi o Hosso Sensei (7), pero sobretodo se mantiene viva cada vez que nos sentamos frente a la pared o nos colocamos sobre un tapete a realizar posturas.
Así como cuando se corta el cordón umbilical, creemos que cuando nuestros seres queridos mueren hay una separación, pero no es así. La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. La energía sigue presente en otras manifestaciones. Cada vez que repetimos las palabras o actividades que nos enseñaron nuestros difuntos padres, los hacemos presentes. Lo mismo sucede cuando alguien transciende prematuramente, aún en un lapso muy corto de existencia, deja en nosotros enseñanzas que nos regresarán al sendero cada vez que volvamos a desviarnos por un camino parecido por el que pasamos con ellos. Una persona muy querida se acercó a preguntarme cómo se puede sanar ese gran dolor que se siente al ver a otros miembros de la sangha sufrir. Esto me recordó la imagen de Nyogen Roshi cuando se golpea fuerte la pierna y pregunta: “¿Sentiste mi dolor?” Uno siempre le responde: “No”. Y él agrega: “¡Exacto! No puedes hacer nada por mi dolor, en cambio sí puedes ocuparte de tu dolor y tu sufrimiento”.
Cuando la familia está pasando por un torbellino de pesar, lo mejor es hacer tierra o ancla individualmente yendo profundo hacia nosotros mismos e identificar la raíz de nuestro suplicio para poder liberarlo. Si logramos sanar nuestro propio mal, por los enlaces de los que hemos mencionado, se alivia el sufrimiento de la sangha. De nada sirve estar rumiando el pasado, REvolcándonos en el REncor, en el REmordimiento, en los REsentimientos y los REcuerdos. (8) El pasado se libera desde el presente. Como los gases que emanan en burbujas desde lo más profundo del pantano, revientan en la superficie, apestan, pero enseguida se esfuman aclarando el aire. Así también debemos soltar todos aquellos pensamientos que nos torturan cuando surjen del recuerdo doloroso. Si nos enganchamos en ellos, corremos el riesgo de hacerlos crecer con ideas que tal vez ni siquiera fueron reales: el recuerdo del recuerdo del recuerdo. Una telenovela que nunca termina.
Un pequeño buda, desde la objetividad de la inocencia, en medio de un funeral lo estableció muy claro: “Ya no lloren por él, yo sigo aquí”. Si nos afligimos porque ya no podemos ver el amanecer, entonces escuchemos a los pájaros cantar y sintamos el viento fresco de la mañana. Si nos lamentamos porque ya no tenemos ese puesto millonario, en ese caso, salgamos a caminar a medio día y disfrutar de un sencillo plato de arroz con verduras cocidas. O si sufrimos porque ya no podemos abrazar a esa persona amada, por qué no voltear y abrazar a quien sigue a nuestro lado. Es parte de nuestra naturaleza el instinto de agrupamiento para sostenernos unos a otros y retomar fuerza. No permitamos que las reuniones familiares y de amigos sean sustituidas por grupos de chat donde se asume que al compartir memes (9) se establece un vínculo afectivo, o que a través de un emoticón (10) entendemos por lo que están pasando, lo que están pensando o cómo se sienten. Necesitamos vernos, escucharnos y abrazarnos para sabernos parte de algo más grande, pero sobre todo entendernos a nosotros mismos. Cuando Buda se iluminó logró ver la gran foto familiar. Sus palabras precisas fueron "los seres y las mil cosas", pero si repitiéramos su discurso con una visión más ceñida, así sería: !Qué maravilloso! Qué maravilloso! ¡Toda la familia y sus mil integrantes brillan dotadas de su naturaleza! ¡Es eso, es eso! ¡Soy yo! ¡Soy yo brillando resplandeciente con ellos! En los momentos más difíciles, cuando más oscuro sea el camino y estemos perdidos, es tiempo de TOMAR REFUGIO afirmando fuerte y claro...
Los Tres Tesoros son el Buda, el Dharma y la Sangha
Mula = raíz; adhara = fundamento
Título otorgado al cocinero principal de un templo budista.
Primer capítulo de la Tercera Temporada de la serie Chef´s Table original de Netflix.
Gran Maestro o Abad
Meditación sentada.
Maestro.
DRAE: re-, prefijo que significa “repetición”, “movimiento hacia atrás”, “intensificación”, “oposición o resistencia”.
Una idea, concepto, situación, expresión y/o pensamiento manifestado en cualquier tipo de medio virtual, cómic, video, textos, imágenes y todo tipo de construcción multimedia que se replica mediante internet de persona a persona hasta alcanzar una amplia difusión.
Caracteres o imágenes digitales que representan una cara humana y una emoción.